Anomalías de la temperatura del aire superficial de noviembre de 2019 en relación con el promedio de 1981-2010
A nivel mundial, este pasado noviembre de 2019 fue uno de los tres noviembres más cálidos de la historia y solo difirió marginalmente de noviembre de 2015 y 2016. Así lo confirma la Organización Meteorológica Mundial (OMM) en su informe preliminar del Estado del Clima Mundial 2019 presentado este 3 de diciembre coincidiendo con la cumbre del clima (COP25) que se celebra en Madrid.
El informe contempla datos que confirman que “2019 pone punto final a una década marcada por registros de calor excepcionales, por el retroceso de los hielos y por subidas del nivel del mar sin precedentes a nivel mundial”.
Recordemos que el principal objetivo del Acuerdo de París versa en que el aumento de la temperatura media del planeta no supere los dos grados centígrados respecto a los niveles preindustriales, y a poder ser, no rebase los 1,5ºC. Esa es la línea roja fijada por los científicos para evitar los efectos más catastróficos del cambio climático global.
La ONU ha alertado de que el tiempo para cumplir la meta del Acuerdo de París se está agotando. Los países no están ni mucho menos próximos a cumplir lo estipulado en el Acuerdo de París: deben multiplicar por cinco sus planes de recorte de emisiones para lograr el objetivo de no sobrepasar 1,5 grados respecto a los niveles preindustriales y por tres para los 2 grados.
El Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) advirtió en el Informe de Brecha de Emisiones que se necesitan reducciones de las emisiones del 7,6% anual desde 2020 hasta 2030 para cumplir el objetivo acordado internacionalmente de limitar el aumento de las temperaturas a 1,5 ° C en comparación con niveles preindustriales.
Ya se han perdido alrededor de tres cuartas partes del volumen del hielo en el Ártico. Pero, el deshielo no es un problema solo del Ártico, en nuestro país también se han perdido ya más del 80% de los glaciares pirenaicos y para 2050 podrían desaparecer algunos tesoros naturales como los glaciares de Maladeta, Aneto o Monte Perdido (Pirineos).
Esto causará pérdidas de un número importante de playas, sobre todo en el Cantábrico y buena parte de las zonas bajas costeras se inundarán, deltas del Ebro, Llobregat, Manga del Mar Menor, y costa de Doñana especialmente. Pero las ciudades también están expuestas a estos cambios. La población vulnerable al aumento del nivel del mar que vive en áreas costeras es de más de seis millones de personas con 1,5 grados más. Grandes núcleos como son las ciudades de A Coruña, Gijón, San Sebastián, Barcelona o Valencia, se enfrentarán al hundimiento de parte de su callejero.
La frecuencia e intensidad de sequías, tormentas y fenómenos meteorológicos extremos crecerá a partir de los 1,5 grados, algo que tendrá un efecto directo sobre la producción de alimentos. Habrá más olas de calor y más veranos calurosos con noches tórridas y un aumento de las precipitaciones de carácter torrencial.
En definitiva, se conjetura la posible desaparición de algunas especies y la proliferación de otras. Además, se prevé una mayor incidencia de incendios forestales no solo por su número, sino también por su frecuencia.