
Desde hace siglos, el hormigón nos acompaña y se ha hecho, durante muchas décadas en la época actual, imprescindible en la construcción. Su uso es masivo. Siete de cada diez personas viven en casas construidas con hormigón, cuya receta es, en componentes, relativamente sencilla: cemento, arena y grava, agua y aditivos.
Es resistente, “durable como las piedras” y su precio de mercado resulta razonable. Por este motivo es tan abundante en construcción: la producción anual de hormigón estaría (según la fuente que se consulte) entre las 28.000 y 30.000 millones de toneladas en todo el planeta, una cantidad colosal.
Pero tiene, claro está, su parte negativa: el 8% de las emisiones globales de CO2 proviene de la industria del cemento. ¿Cómo es posible, entonces, incrementar la sostenibilidad?
Fueron algunas de las cuestiones que se plantearon en la jornada sobre hormigón sostenible, patrocinada por la Cátedra Cogersa de Economía Circular y celebrada el 24 de octubre en el marco del evento Circularity, organizado por Cluster ECCO en la Universidad de Oviedo.
El ponente de la exposición fue Fernando López Gayarre, catedrático de Ingeniería de la Construcción y vicepresidente de la Asociación Científica Española de Hormigones Ecosostenibles, presentado por el director de la Cátedra Cogersa, José Luis Viesca.
En este foro, el profesor Gayarre trató de ofrecer algunas respuestas a la posibilidad de que el útil y ubicuo hormigón sea (cada vez más) sostenible. Respecto al cemento, por ejemplo, la propuesta sería tender a utilizar aquel con contenido reducido en Clinker, “enemigo número uno” en este sentido. También el uso de energías renovables para producirlo, puesto que es un material que requiere mucha aportación energética.
Y respecto al hormigón, explica el profesor, se requerirían áridos procedentes de residuos de hormigón, pero también de otra clase de deshechos: plásticos no reciclables, caucho, residuos de canteras sin retorno, algunos subproductos industriales… hay numerosos estudios sobre ellos, señala, y aunque China es ahora uno de los líderes mundiales en publicaciones, en España tenemos un importante papel también.
López Gayarre expuso, de hecho, un trabajo del grupo de investigación Tecnología y Sostenibilidad en la Construcción con Acero y Hormigón (TESCAH) que utilizó residuos de lotes y piezas defectuosos procedentes de la fabricación de conductos de ventilación cerámicos, bloques de cerramiento y otros elementos de construcción.
Y los resultados fueron esperanzadores. Con el uso de un máximo del 35% de hormigón fabricado con áridos reciclados cerámicos (ARC) y también en algunos elementos como bovedillas hechas con áridos reciclados mixtos, en este caso incluso para sustituciones del 100%.