Hoy celebramos en la Facultad Jovellanos Comercio, Turismo y Ciencias Sociales la mesa redonda «Buenas prácticas del sector agroalimentario asturiano en economía circular”, como parte de nuestra Semana de la Circularidad.
La presentación corrió a cargo de Levi Pérez, decano de la Facultad, y moderó el acto Eugenia Suárez Serrano, directora de la Cátedra Cogersa de Economía Circular.
Juan Díaz García, director Gerente de ASINCAR explicó que su asociación se ha transformado en un clúster agroalimentario que realiza I+D+i con llamativos ejemplos como el proyecto KiwiLiq, desarrollo de zumo a partir de kiwi de destrío, o la revalorización del destrío de arándano para fabricar un snack crujiente, lo mismo que con magaya de sidra y el destrío de faba para producir snacks saludables.
Daniel Ruiz Díaz, director gerente de Consejo Regulador de la D.O.P Sidra de Asturias, explicó cómo, a partir de los residuos (magaya, borra, corcho, vidrio) que genera cada año el procesamiento de 33.000 toneladas de manzana, se fabrican productos. Además, las botellas de vidrio se reutilizan y, en cuanto al corcho, también se pretende la recogida para reciclaje con el proyecto “recorchu” y de esta forma reducir la huella de carbono.
Raquel Menéndez Álvarez, responsable de Calidad y Medioambiente de Fuensanta, detalló cómo muchas de las acciones de su empresa van encaminadas a la economía circular (envases reciclables de plástico y retornables de vidrio; o ecodiseño en botellas y embalajes, por ejemplo), pero “la filosofía que tenemos es, más bien, que no haya residuos, puesto que nuestro producto es agua”. Y, además, mantener el compromiso de un estrecho control de la fuente de su agua con el fin de detectar cualquier contaminación.
Javier Suárez Alonso, director general de ILAS-Reny Picot aseguró que su empresa aplica desde hace años un plan de sostenibilidad que se implementa en la fábrica de Anleo y luego se despliega por las fábricas del grupo. “Estamos ya mirando el horizonte 2030, con esta normativa que llegará”, señaló. Suárez detalló lo que ellos consideran tres puntos críticos del plan: la huella de carbono (con la cogeneración de calor sostenible o el kilómetro cero); la huella hídrica (ya que el 90% de la leche es agua que se puede reaprovechar) y los residuos (merma cero, que es muy difícil, así como circularidad y reciclaje). Por ejemplo, de la leche se pasa a la fabricación de la mantequilla y luego a la leche desnatada.
Una interesante jornada que concluyó con un turno de preguntas del público y un coloquio de los integrantes de la mesa.
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