La Unión Europea en su estrategia para una movilidad sostenible se fija como objetivo que, en 2030, haya 30 millones de coches puramente eléctricos en las carreteras europeas.
Es por eso por lo que de cumplirse los objetivos propuestos la demanda de baterías aumentará rápidamente multiplicándose por 14 de aquí a 2030. El crecimiento exponencial mundial de la demanda de baterías dará lugar a un aumento equivalente de la demanda de materias primas, de ahí la necesidad de minimizar su impacto medioambiental.
Ante el contexto actual donde se han producido cambios en los mercados y los usos de las baterías. La Comisión Europea propone modernizar el marco regulatorio de estas, y presenta su primera iniciativa de las acciones anunciadas dentro del Plan de Acción para la Economía Circular.
En la propuesta de Reglamento sobre baterías y residuos de baterías se proponen algunos requisitos obligatorios para todas las baterías (industriales, de automóviles, de vehículos eléctricos y portátiles) comercializadas en el mercado de la UE, con el fin de asegurar su sostenibilidad y seguridad a lo largo de todo su ciclo de vida. Entre los requisitos propuestos destacan:
Empleo restringido de sustancias peligrosas.
Contenido mínimo de materiales reciclados en la fabricación de nuevas baterías para minimizar la extracción de materias primas, escasas en los territorios de la Unión.
Cumplimiento de los objetivos de recogida y reciclado, que aseguren altos niveles de recuperación, en especial de materiales valiosos como el litio, el cobalto, el níquel y el plomo.
Con la aplicación de estas medidas la Unión Europea persigue introducirse en un mercado estratégico como es el de las baterías, hoy en día dominado por grandes productores asiáticos (LG Chem, CATL, Samsung, etc.), para así satisfacer su creciente demanda interna de un modo eficiente y sostenible.
Fuente: [Comisión Europea]